miércoles, 4 de julio de 2007

Día 3: Sofia-Veliko Tarnovo


Amanece nuestro tercer día y nos dirigimos desde la actual capital del país a la antigua capital del mismo, Veliko Tarnovo, con nuestro flamante coche, cargado de maletas y encima lloviendo.
El chico de la empresa de alquiler nos indicó para salir de allí, y la verdad es que las carreteras están muy bién señalizadas, tienen los caracteres tanto cirilicos como latinos, son un equivalente a las carreteras nacionales de España, llenas de areas de descanso y pequeños bares de carretera donde poder parar a tomar algo.

Después de unas tres horas de camino, más o menos, llegamos sin ninguna dificultad a Veliko Tarnovo, eso sí, respetando los limites de velocidad, que allí los radares son constantes y sin foto, por lo que nos dirigimos al centro historico de la misma en busca de algún hotel.

En la zona del centro hay muchos hoteles de todas las clases y precios, nosotros nos alijamos en una casa rural, justo en la hoz que hace el rio al atravesar la ciudad, en la calle URKO. Las vistas son muy bonitas, y el hotel esta pasable, unos 25€ por habitación sin desayuno.

El dueño del mismo se llama Rocco, habla algo de español, pero sobre todo italiano, buena gente y no dudará en ayudaros en todo lo que este en su mano.

Para desayunar, hay en la misma calle un restaurante muy bonito, tipico y se come bastante bien por unos 4 o 5 € por persona, pero el tema de la comida no es problema, en cualquier sitio del centro se pueden encontrar innumerables terrazas en las que poder comer.

Ese día nos fuimos a un pueblo que esta en la montaña, muy cerca de Veliko Tarnovo, llamado Arbanassi, también bonito, pero algo más turistico, con tiendas de antigüedades, bares y puestos de artesania.

Es agradable pasear por las calles del pueblo y sobre todo es bonito el Monasterio e Iglesia de la Natividad, que esta a las afueras, aunque cuando fuimos estaba cerrado y solo pudieramos entrar a los jardines, merece la pena, así como las vistas de Velico Tarnovo desde la carretera de acceso al mismo.


Ese día no pudimos visitar la fortaleza de Veliko, porque ya era tarde, por lo que preferimos dar una vuelta por la zona y dejarlo para el día siguiente.

Por la noche nos fuimos a tomar algo a una de las terrazas que se encuentran por el centro, donde se pude cenar muy bien a muy buen precio, en cualquiera de ellas, lo complicado será encontrar sitio, los búlgaros comen temprano, por lo que también cenan temprano, y sin prisas.

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